Las mejores actitudes brotarán de un corazón agradecido, limpio, y adorador. No se trata de ponernos una etiqueta nueva en el rostro, se trata de la capacidad de ver y sentir en mayor profundidad de lo ordinario. Por esto, el apóstol Pablo dijo “no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” Tu actitud dependerá de donde pones tu mirada.